Reprogramación Mental Para Lograr tus Metas

Antes de comenzar de lleno con el concepto de la programación mental y cómo puedes aplicarla, permíteme preguntarte algo:

¿Frecuentemente, te cuestionas por qué te cuesta tanto lograr una meta o concretar esa oportunidad que estás esperando y por qué, a veces, justo cuando estás a punto de lograrlo … Todo termina saliendo mal?

Si esto te ocurre, déjame decirte que no es consecuencia de la mala suerte, y tampoco es el universo que está en tu contra. Es tu mente que te sabotea sin que te des cuenta. Son esos pensamientos anclados que ni siquiera son tuyos, pero que terminaste creyendo en algún momento de tu vida.

A eso se le llama programación mental y, como todo programa, puede removerse y reprogramarse.

Te invito a descubrir qué es la reprogramación mental, cómo liberarte de los pensamientos que siguen incrustados en tu mente como verdades, aun cuando ya ni los crees; y cómo salir del círculo de autosabotaje.

Además, te compartiré un ejercicio poderoso de reprogramación, para que tu mente sea tu aleada y no tu enemiga.

¿Qué es la reprogramación mental?

Imagina que tu mente es un celular. Con el tiempo, acumulas aplicaciones inútiles y archivos basura, y las actualizaciones que hacen lento o bloquean el sistema son tus creencias limitantes.

Esas ideas preconcebidas son las aplicaciones obsoletas que siguen funcionando en segundo plano, consumiendo energía y saboteando tu rendimiento, aunque ni te des cuenta de que están ahí.

La reprogramación mental equivale a formatear el sistema. Es el proceso que consiste en identificar, eliminar y reemplazar esas creencias que están boicoteando tu éxito, la capacidad de disfrutar tu naturaleza abundante y llena de prosperidad.

El problema es que no puedes borrar lo que no ves o lo que no conoces. Por eso, el primer paso es hacer visible el autosabotaje invisible.

Reprogramación mental: 5 creencias limitantes que bloquean el éxito que mereces

Creencia limitante #1: No soy lo suficientemente buena

Lo que te dice esta creencia es que no eres suficiente para vivir lo que quieres vivir. 

El resultado es que postergas oportunidades porque crees que no estás lista, que aún no las mereces, que tienes que ganártelas o prepararte para ellas.

Creencia limitante #2: Si quiero tener éxito tengo que esforzarme el doble que los demás

Esta creencia te dice esta creencia que el éxito solo se consigue a través del esfuerzo o que es para unos cuantos. 

Por lo tanto, vives agotada, pensando que el descanso es un lujo que no puedes permitirte porque pone en riesgo tus logros, aunque tampoco estás logrando lo que quieres.

Creencia limitante #3: El dinero es difícil de conseguir 

Esta creencia horrible deja entender que el dinero es malo, que no lo mereces, que hace malas a las personas, que quienes te rodean te van a querer por tu dinero, que todos te van a envidiar, etc. Es decir, que el dinero te pone en riesgo y te trae problemas.

El resultado es que inconscientemente rechazas oportunidades que podrían traerte riqueza porque prefieres evitar los conflictos que el dinero trae, según esta creencia. 

Creencia limitante #4: Siempre me pasa lo mismo

Ya sea en el amor, en la salud, en temas de dinero, trabajo u oportunidades.

Esta creencia estorba muchísimo tu creación consciente, y el resultado es repetir patrones negativos porque crees que así es tu suerte, que así eres tú y que así es la vida.

Creencia limitante #5: No merezco más de lo que ya tengo

Cuántas veces nos han dicho: “sé feliz con lo que tienes”, “agradece lo que tienes porque muchos no tienen nada”, “hay mucha pobreza en el mundo”, “con poquito te alcanza”, “si ya tienes algo, para qué quieres más”, “no seas ambiciosa”, “no seas avariciosa”.

Un horror que trae como resultado que te sabotees cuando estás a punto de lograr algo grande, porque sientes que no lo mereces o peor aún, que se lo quitas a alguien más.

Ejercicio energético de reprogramación mental para lograr tus metas

En el VIDEO que está debajo te comparto un ejercicio energético especial para reprogramar tu mente, al que llamé “rompe y reprograma”.

¡Hagámoslo juntas!.